viernes, 26 de febrero de 2010

“Es un tío fantástico y muy agradable, pero tiene una personalidad depredadora. Te hace amarlo, para luego destruirte. Se ha convertido en un hombre aburrido porque se toma demasiado en serio. No es el ideal para compartir una tarde, porque estaría todo el rato hablando de sí mismo”

Así finaliza el artículo que acabo de leer, no sé si es por la ley de recencia o porque creo que verdaderamente en cada una de nuestras vidas todos tenemos un personaje de esta calaña. Me encanta quedar a tomar un café con alguien y presenciar un monologo, adoro a esas personas que piensan que los que estamos alrededor somos un clinex de usar y tirar, gente que se levanta cada mañana repitiéndose “yo, yo y después... yo”, almas que, por mucho que se auto engañen, lo único que buscan es compartir el destino con ellas mismas.

No sé si me dan pena, si me dan rabia o la impotencia de no poder hacer nada ante psicologías depredadoras, pero una cosa si tengo clara, muchas veces siento la necesidad de copiar y pegar parte de esa filosofía en la filosofía de mi vida, pensar en uno mismo, querernos a nosotros mismos, pensar por y para nosotros; y en definitiva, que “te quiero, pero me quiero más a mi misma, y llevo trabajando en mi relación veinticuatro años”.

2 comentarios:

  1. ¿que decir después de leer este pequeño fragmento?? pues que tus pensamientos son mis pensamientos, que tus sentimientos son los mios y que al fin al cabo te adoro porque eres parte mia!!!

    simplemente genial!!!

    ResponderEliminar
  2. psicologias depredadoras!!!!! me ha encantado, estas dos palabras ya son parte de mi vida,jajaja

    ResponderEliminar