miércoles, 17 de febrero de 2010


Escribo esto porque no hay día que pase y no me acuerde de todos vosotros, que moriría por llevaros en mi bolso a todas partes y que trasladáramos un trocito de esa pequeña isla a esta gran península. Porque añoro todo lo que vivimos, la lluvia que nos calaba, la negra que nos emborrachaba y el templo que nos acogía.
Que todo lo que vivimos juntos ya no nos lo quita nadie y que, si queremos, podemos alimentar un poquito más ese recuerdo con cuatro hojas de color verde.

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